viernes, 11 de junio de 2010

Capítulo 1: Celebración

ibro I: La Encrucijada de la Luz
PRIMERA PARTE: TRAVESÍA
Capítulo 1: Celebración


Y
a se ha tardado demasiado—dijo Eriol mientras se paseaba de un lado a otro, presa del nerviosismo— esto no es normal en Thomas, es demasiado.
Estaba muy preocupado por el retraso de su amigo. Cuando se acercaban celebraciones de este tipo, se ponía siempre nervioso. Aun así, creía tener todo bajo control. Todo, menos que Thomas no se dignaba a aparecer.
            Rodric, sentado en el amplio sofá de terciopelo azul que adornaba la Sala de Estar de la casa de Eriol, parecía que nada le preocupaba. Por supuesto, él no tenía la responsabilidad de organizar una ceremonia pública en la
Capital del Reino. Además Rodric siempre tenía esa actitud despreocupada y risueña, como si andar relajado por la vida fuera lo más normal. Eriol creía en las responsabilidades y en las funciones asignadas. Le gustaba ser parte del desarrollo del reino.
—No te preocupes. Thomas es fuerte no creo que le haya sucedido algo grave. Además nunca nos ha dejado un aniversario de Thoren sin venir.
—Es obvio que debe venir, por algo es el comandante del ejército. El rey se enojará mucho si falta y yo estoy a cargo de todo…
—A propósito, ¿ya tienes un discurso?—pregunto Rodric.
El discurso. Aquel tema lo tenía más nervioso aun. No había preparado nada, su mente estaba en blanco. Cuando intentaba crear algo, solo podía articular palabras necias, sin sentido. Hacía días que estaba así, incapaz de proferir ningún tipo de pensamiento abstracto. ¿Qué le estaría ocurriendo? Quizás la culpa lo estaba llevando a la locura.
La culpa. Aquello nunca dejaría de atormentarlo.
—Nunca preparo uno—respondió, serenamente. No quedaría como un tonto tomado de nervios ante el relajado Rodric. —Hablaré de economía y relaciones exteriores y la armonía de las ciudades un poco más inquietas como Ayuirf y Nolpag. Pero me saldrá algo espontáneo, no me preocupo por esas cosas sin importancia…lo que me enfada es que me regañen por otras personas…
—Pienso que está bien lo que dirás si quieres aburrirlos a todos—Rodric siempre salía con sus bromas de mal gusto— espero que Thomas no diga lo mismo, como el año antepasado, ¿te acuerdas? Las personas estaban totalmente aburridas escuchando lo mismo dos veces. Aparte de lo fastidioso que era oír esas cosas tan…tontas y burocráticas.
Rodric lo sacaba de sus casillas. Siempre. Eran amigos desde muy pequeños y siempre tuvo esa manía de lanzar sus bromas en momentos inoportunos. Al principio le hacían gracia, pero cuando él se tornaba el centro de las burlas dejaban de gustarle. Aun así, tener a Rodric como amigo tenía sus ventajas, como subirle el ánimo en los momentos complicados y relajar un poco las situaciones tensas. Sin embargo, aquella situación era crítica. Ningún chiste le haría sentirse más calmado.
— ¿Por qué son tan aburridas estas celebraciones? Yo quiero bailar y comer…
—Rodric…Cállate…Eso ahora no es importante para mí y tampoco deberían serlo para ti. Faltan una hora para la solemne ceremonia.
—Y si Thomas no llega lo asesinaré—dijo Rodric.
Por fin algo de sensatez y apoyo moral.
— ¿No eras tú quien me decía que no me preocupara? Sabes bien que soy el encargado de todo esto y el Rey puso en mis manos esta labor. Si no llega soy hombre muerto. Y todo se derrumba en mí.
— ¿Por qué es tan importante Thomas en la ceremonia? ¿Qué tanto puede decir?
—Nada. Pero son los caprichos de Lebreras. Sabes bien que el Rey no tolera que las autoridades falten a las celebraciones, sería lamentable que el monarca se molestara. Hace tres semanas le mandé la carta a Ish donde él debía estar, obviamente ya la recibió.
En esta fecha el pueblo de Thoren celebraba su aniversario numero trescientos y todos estaban con espíritu de festival y ganas de celebrar un año más. Eriol Remerth era el consejero del reino y el Monarca, Ignius Lebleras, le había encomendado organizar toda la ceremonia y las fiestas posteriores. Era mucho trabajo para él solo, pero Eriol siempre sabía hacerlo.
Rodric Sarbrigd era el Jefe De Tropas del ejército y su superior, el Comandante y General, Thomas Tengel, se había tardado para llegar y su presencia era imprescindible para comenzar con la ceremonia de celebración. Aquella era la razón de la pequeña reunión en casa de Eriol.
Los tres se conocían hace mucho tiempo. Crecieron juntos en la misma ciudad, en el mismo colegio y ahora en los mismos trabajos estatales. Thomas era el mayor, luego Eriol y después Rodric. En Thoren fueron siempre queridos, pero sus anhelos estaban fuera de su país, su sueño era viajar y conocer. Rodric era el mejor espadachín de todo Benetas y Eriol uno de los más inteligentes pensadores que por allí existieran. Thoren parecía demasiado pequeño para ellos.
Aun no llegaba Thomas y su paciencia se agotaba. Eriol seguía refunfuñando por todos lados.
—esto me desespera, es un desconsiderado, solo piensa en él. Si no llega…
De pronto una sombra se adentró en la habitación.
— ¿si no llega quien?
Esa voz la conocían muy bien y estaban esperando hace mucho tiempo oírla. En el umbral de la casa se hallaba una silueta. Estaba vestido a la usanza militar con su protector pectoral y sus medallas. Llevaba dos espadas, una en su espalda muy grande y otra en su cintura un tanto pequeña.
Eriol, enojado aun, pero más tranquilo no pudo regañarlo, pero trató de ser indiferente. Ver a su amigo después de tanto tiempo lo ponía contento.
— ¡Thomas!, ya era hora que llegaras nos estabas preocupando—no pudo disimular mas y le dio un fuerte abrazo—te extrañaba mucho, ¿no te enseñaron a escribir?
— ¿No le hagas caso a este gruñón?—Rodric también abrazo a Thomas— ¿En qué andabas? ¿no sabes que dejar todo un ejército sin comandante es una falta grave?
—pero los deje en muy buenas manos... ¿no? contigo Rodric. Amigos tal vez no hubiera vuelto si no trajera tan buenas noticias…ya les contaré…
Por el semblante de Thomas pasó por un instante un atisbo de misterio. Eriol se preguntó qué sería esa noticia, pero tenía otras responsabilidades en ese momento.
—Mejor dánoslas después y vamos a hablar con el rey, en menos de una hora empieza el acto de celebración del Aniversario Trescientos de Thoren.
—tú siempre tan acelerado, les aseguro que mi retraso está más que justificado.
—está bien, pero por favor vamos pronto a hablar con el Rey.
Los Tres se dirigieron rumbo al palacio real, el más bello y majestuoso de Thoren. Tenían mucha suerte de vivir en Reseon, la capital del reino.
El Castillo de Las Águilas era una fortificación bastante rudimentaria, pero en los últimos años, la Reina Cassalea había realizado unas cuantas remodelaciones a la fachada y los pasillos y corredores principales, así que el Castillo lucia más hermoso que nunca.
La gente venía de todas partes aquel día para agolparse en el Jardín De Las Aguas, donde se alzaba el Palco Real, desde donde el Rey daba su discurso. Eriol guió a Thomas por un corredor oscuro ya que las entradas principales estaban atestadas de fisgones y pordioseros. El salón del trono se encontraba en la segunda planta al medio del Circulo Solar, donde convergían todos los Pasillos.
El rey los estaba esperando ansioso.
Ignius Lebleras era un monarca bastante peculiar. A sus sesenta y tantos, gozaba de una salud admirable y una energía vigorosa.
— ¡Qué bueno que llegaron!... ¡Thomas, mucho gusto de verte nuevamente! ¿Cómo te fue en tu viaje? Te extrañamos en tu ausencia.
Thomas realizó la reverencia más pomposa que sabía. Le debía mucho respeto a aquel rey que lo había nombrado General del Ejército.
—Excelentemente señor, visité la mayoría de los países vecinos, es muy importante saber que hay paz entre nosotros y debe saber que el rey de Ish me recibió de la mejor forma posible en mi estadía, y dijo que enviaría un embajador aquí también…y dejó abierta la posibilidad del tratado de armas.
Ignius detestaba los asuntos políticos. Eriol lo sabía bien. Por eso siempre enviaba a diferentes Autoridades del Reino a otros países para hablar de esos temas y él se quedaba en su palacio divirtiéndose. Aun así, se preocupaba de los problemas de su reino. De eso nadie podía quejarse.
—Que bien—dijo el Rey con una perfecta sonrisa—pero hay algo que me tiene nervioso. Eriol, ¿Cuánto falta?
—Solo que usted nos acompañe, Su Majestad. Ya está todo listo.
El rey se incorporó rápidamente con un semblante de felicidad que le bordeaba el rostro.
— ¡Qué bien!, es hora de celebrar y bailar toda la noche—el monarca calló al ver la cara que pusieron los tres el oírlo— ¡pero jóvenes, hoy Thoren cumple trescientos años! Un número que no se cumple todos los días. ¡Cassalea! ¡Cassalea!—llamó a gritos el Rey— ¿Dónde estás? No me digas que no quieres celebrar conmigo. ¿No puede un monarca querer bailar para celebrar los trescientos años de este reino?
Eriol reflexionó en eso último. Trescientos años habían pasado desde que en el confín más alejado de Ellegardia habían llegado unos hombres de Amedrialth escapando de la guerra de los Eryadri y habían formado el reino de Thoren. Habían elegido aquella tierra por ser la más lejana a todos los reinos que luchaban por ganar esa batalla. Además contaban con la impenetrable cadena montañosa de las Montañas Fantasmas que los protegía. Eran en cierto modo el reino de los cobardes. Un reino que hoy cumplía trescientos años. ¿Seguían siendo los mismos cobardes del pasado?
Esa noche se ovacionó el tricentenario del Reino de Thoren. Thomas, el Comandante del ejército y Eriol, Consejero del reino, entre otros, dieron un maravilloso discurso que la gente ovacionó gratamente. Momentos como aquellos unían al pueblo y les daban motivos de felicidad a las personas, ajenas a todo lo que ocurría fuera de su reino. Eriol sabía que más allá de las montañas y más allá del mar existían muchos reinos maravillosos. Cuanto daría por conocerlos aunque fuera solo una vez.
Luego de la ceremonia se paso a un banquete entre los funcionarios del reino donde los manjares y delicias estaban por doquier; mientras que los demás habitantes del pueblo festejaban en un baile que la Familia Amoutt había ofrecido.
La mayor de las hijas, Celes, estaba comprometida con Rodric, así que este tuvo que ausentarse de la comida en el palacio ya que su presencia en casa de su novia era ineludible pues se fijarían fechas y ceremonias siguientes. El plazo de su matrimonio era en tres meses más y estaban ansiosos por que llegara este día pues estaban muy enamorados.
Mientras bailaban Celes se apoyó en el hombro de Rodric y dio un largo suspiro. La joven era hermosa. Sus cabellos dorados, resaltaban sus ojos color miel. Rodric se sentía afortunado de tenerla a su lado.
Aunque aun no sabía si quería pasar toda su vida en aquel país como un Líder de Tropas. La idea de pasar muchos años al lado de Celes le atraía, pero Reseon y Thoren no parecían el panorama perfecto para él. Como le gustaría poder viajar lejos y conocer otros lugares.
Aquel día Celes actuaba bastante extraño.
— ¿Te ocurre algo?—le pregunto Rodric.
—alguna vez… ¿has sentido algo raro en ti?
— ¿de qué hablas?
La joven parecía absorta en otro lugar. Como si hablara al viento.
—no lo sé…es solo que…no me gustaría tener que separarme de ti…
—No va a suceder tal cosa, Celes…nunca—Rodric tomo su mano para darle seguridad y Celes pareció volver en sí— ¿Por qué lo dices?
—son solo tonterías mías…no te preocupes.
— ¿segura?
—claro…solo quiero casarme contigo y ser feliz…nunca separarme de ti…es lo que tengo que hacer…te amo. Prométeme que nos quedaremos en la seguridad de Thoren para siempre.
—yo también te amo…—contesto haciendo caso omiso de la petición—no me gusta verte así.
—ya se me pasará…eres tan bueno.
—Nada de eso…solo soy como debería ser, si estas angustiada por algo solo dímelo.
—no te preocupes…sigamos bailando y celebrando.
Celes quiso decirle todo. Estaba bastante cansada de mentir, pero no podía soltarlo así. Rodric sería capaz de matarla. Mientras Raziel le diera el dinero todos los meses ella seguiría con la farsa, nada podía salir mal y seguramente faltaba poco para el día en que todo acabara.
Aun así no podía entender el remordimiento que había en su interior, ella siempre había sido dura e implacable, no podía sentir algo por Rodric. Raziel la exterminaría.
«Si tan solo tuviera energía para combatir»
Desechó de inmediato ese pensamiento. Cuando tuviera la fortuna suficiente se marcharía a Cristalline. Allí se daría una buena vida y se casaría con un hombre rico. No sabría más de Rodric, ni Raziel ni de pobrezas. Ese tonto remordimiento desaparecería cuando viera lo majestuosa de la vida que tendría.
«Eso espero», se dijo para sí, confundida por todo lo ocurrido.











8 comentarios:

  1. :O
    quedé mal con el final!! qué más sigue?????
    esto está muy interesante... cuántos años me dijiste que tenías cuando lo escribiste??
    y otra cosa que me llama la atención... los nombres de los personajes, las ciudades, me suenan muy tolkianos, eso me encanta... tú los inventaste???
    eres genial Santito ^^

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  2. Natita, ya te he dicho que eres LINDA!!!!
    Te adoro, esos comentarios así me hacen sentir bien, gracias de verdad!!!
    Cuando comencé a escribir este capitulo en especial, tenía 12 años. Ha cambiado bastante, pero en escencia es la idea que tuve en aquellos años. Los nombres si que son tolkianos, porque a cuando tenía 13 leí el señor de los anillos y quedé rayado jajajajaja... Fue mi gran fuente de inspiración, que incluso cambié los nombres de antes porque no me gustaban.
    Gracias Naty de nuevo, te quiero montontes =)

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  3. Yaaa, lo leí :)
    Me gustó la historia... la intriga del final te deja queriendo saber como sigueeee!!!
    Un saludo cordial!!

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  4. Muchas gracias!!!!
    Voy a subir pronto el segundo capítulo para continuar la historia.
    Un abrazo, que estés bien.

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  5. Hola, magnífica sorpresa tu blog! Por lo visto, somos muchísimos los cultores de la buena fantasía.

    Así que tenías 12 años cuando empezaste con este capítulo? Wow. Y yo que me creía bueno porque partí a los 14.

    Estaré atento; quedas invitado a mi humilde morada.

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  6. Gracias Emilio por pasar por acá. Que bueno saber que habemos muchos que estamos escribiendo fantasía.
    y por supuesto que pasaré a leer tu blog :)

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  7. Me parece que es un magnífico texto inicial, aunque hay unas cuantas faltas ortográficas. Pero es algo en lo que se puede trabajar ;)
    Redacción sencilla y no pomposa, algo que se aprecia bastante porque no distrae y es capaz de describir sin dificultades ni dolores de cabeza :)
    Quisiera pasarte un enlace para que revises las reglas del uso de guión, para que así mejores el texto. http://axxon.com.ar/t-guionado.htm

    ¡Muy bien! Leeré de a poquitos el resto, pero me parece que va por muy buen camino :)

    ¡Saludos!

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  8. Angela, muchas gracias por tu comentario y por leerme, todas las críticas son para mejor.
    Eso sí, no pienses que soy un analfabeto con el tema de la orotografía, sólo que soy muy dejado para escribir en computador y la acentuación casi nunca la ponía (este texto es muuuuy antiguo).
    Ahora espero mejorar.
    Muchas gracias nuevamente :)

    Saludos!

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