martes, 22 de junio de 2010

Capítulo 3: El Libro

Libro I: La Encrucijada de la Luz
PRIMERA PARTE: TRAVESÍA
Capítulo 3: El Libro

El Libro
T
homas los fue a buscar muy entrada la noche. Prepararon los caballos, el escaso equipaje y dijeron adiós a su hogar. Una espesa niebla acompasaba la cabalgata, una comitiva silenciosa, absorta en las cavilaciones que cada uno tenía en sus pensamientos. Abandonaban su hogar por un sueño, un anhelo que parecía ser mayor a cualquier razonamiento lógico.
Su destino era Alcarf. No era un viaje muy largo pues la capital de Thoren, Reseón, no quedaba lejos de Helestart, ciudad central de Alcarf. En unos cuatro días estarían allí. Decidieron cabalgar toda la noche. Era algo agotador, pero debían salir de Thoren lo antes posibles. No podían dejar huellas de su huida.







Rodric estaba muy meditabundo en el trayecto. Aquello parecía una locura. Apenas el día anterior estaban celebrando el aniversario de su reino y ahora de la noche a la mañana viajaban a Alcarf a ver un supuesto mapa de Gaeria, donde si de verdad existía, ellos viajarían para cumplir un sueño que tenían cuando eran pequeños.
Carecía de total lógica.
Por supuesto que aquello parecía una escusa. Un pretexto para poder salir de Thoren. Escapar más bien. Las verdaderas razones de Thomas y Eriol las desconocía, aunque creía que Thomas andaba en busca del significado de aquel poema. Pero sus intenciones estaban claras: escapar de Thoren.
Durante toda su infancia había querido ser un guerrero. Sus juegos de niño siempre incluían las espadas. Cuando cumplió los quince años y se graduó de la Escuela, el soldado en retiro Brass-Volcanos lo había tomado bajo su tutela. El viejo era un excelente espadachín el cual le enseñó todo lo que ahora sabía sobre el arte de la esgrima. Gracias a él se había convertido en el mejor guerrero de Thoren, título que le valió para conseguir el cargo de Líder de Tropas en el Ejercito del Reino.
Sin embargo aquello no era suficiente. A Rodric no le gustaba ser parte de un ejército donde jamás había peleas. No es que fuera un belicoso, pero si quería poner su talento a favor de una buena causa, tal cual como lo había hecho su Maestro.
Por eso siempre andaba despreocupado y nunca se irritaba. Le parecía una vida tan aburrida todo lo que acontecía en Reseón. Thoren estaba tan alejado del mundo real que ni siquiera parecía pertenecer a él. Así que esta era la oportunidad perfecta de poder salir de aquel lugar, fuera donde fuera, esperaba que su destino se encontrase en el lugar indicado.
A su lado, Celes guardaba el mismo mutismo. Rodric se alegraba de tenerla a su lado, era lo único que realmente le importaba en su vida.
El paisaje comenzaba a cambiar. La ruta elegida escaba de cualquier ciudad o aldea donde pudiesen reconocerles. Así que el bosque sería su acompañante por varios días. El valle desaparecía para dar paso a los gigantes arboles. A la luz de las lámparas de aceite que portaban podían darse paso en el estrecho sendero que atravesaba aquel soto.
Durmieron al amanecer de ese día y continuaron su viaje después de comer un poco, ya pasado el medio día. Nuevamente cabalgaron arduamente con el fin de llegar pronto y prosiguieron al amanecer del otro día. Llegaron a Alcarf al atardecer cuando ya salían las primeras estrellas. Helestart era una de las más bellas ciudades de Benetas, llena de jardines y casa del estilo clásico con balcones y terrazas que a la luz de los faroles de aceite parecían sacados de cuadros de pintores Rookarios.
Los cuatro viajaban muy callados, meditando en sus pensamientos. Al parecer no había sido una decisión tan sencilla dejar su casa para un viaje en tan malas condiciones. A Rodric ya le estaba incomodando el silencio, en todos los días, nadie había conversado más de lo necesario. En especial Celes estaba demasiado callada. Si no la conociera bien, hubiera pensado que le ocurría algo que escaba a su entendimiento.
— ¿Cómo son esas dos hermanas, cual es su nombre?—preguntó para dar un tema de conversación. A ver si Thomas podía despertar un poco su alicaído ánimo.
—Son Oriele y Eridriel Wian—respondió Thomas—ambas son muy simpáticas y decididas, no tuvieron ningún miedo al proponerme que viajáramos a Gaeria.
¿Viajáramos?
— ¡Que!—exclamo Eriol. Su boca y sus ojos se abrieron a la par en una mueca de sorpresa. Rodric sabía que allí habría algún problema.
— ¿Qué te sorprende tanto?—al parecer Thomas estaba amansando la situación. Eriol se ponía muy a la defensiva cuando le tocaba hacer valer su punto de vista.
—Nunca nos dijiste que ellas también irían. Es algo muy distinto viajar con mujeres. Son frágiles y se quejan por todo y no ayudan en nada…
—Mira Eriol—le interrumpió Celes—nosotras no nos quejamos por todo y en algunos casos somos mucho más valiente que los hombres.
—claro que no, es por eso que no hay mujeres en el ejército—rebatió Eriol.
—Eres realmente insoportable—le espetó Celes—hablas cosas realmente tontas. No es mi deseo ser cruel, pero ya sabes lo que pasó la última vez…
Eriol bajó el rostro y Rodric pudo ver el dolor que se apoderó de su semblante por los recuerdos de cosas pasadas. Rodric reprochó a Celes con la mirada. No era bueno sacar heridas escondidas.
—Celes tiene razón, me comprenderás cuando las conozcas, Eriol—dijo Thomas—nada de lo que has dicho se acopla a lo que son en realidad.
Rodric pensó que mejor se hubiera quedado cayado. Así nada de aquello hubiese ocurrido. Tomo las bridas de su corcel y cabalgó a mayor velocidad. Mientras antes llegaran donde aquellas famosas hermanas Wian, mejor.
En pocos minutos más entraron a la capital de Alcarf, Helestart, y en unos cuantos más a un gran museo donde se podían observar las más extrañas piezas de arte. Fuera de él había una estatua de un dragón y un tigre negro, que daban mucho miedo, y en el interior había objetos que iban desde estatuillas hasta cuadros de extrañas batallas fantásticas. No había nadie en la entrada y la construcción difería bastante de lo que estaban acostumbrados a ver. Parecía un Palacio.
Una vez dentro siguieron a Thomas quien los guio a paso seguro hasta una sala que parecía ser la habitación central. En medio había una larga escalera hasta la planta superior y la sala sólo estaba decorada con una estatua de un hombre. Rodric se acercó para verla mejor y se percató de que llevaba un Runa de Kana, lo que significaba que era un Sabio. Bajo la estatua había una inscripción que decía: Fleseath, el Alquimista de Agua.
De pronto aparecieron dos mujeres extremadamente parecidas entre sí y muy bellas. Por su apariencia parecían mujeres de estudio y gran sabiduría. Una se veía mayor que la otra aunque no por mucha diferencia de edad.
— ¡Thomas!, que bueno verte de nuevo por aquí—dijo una de ellas saludando a Thomas. Rodric intentó hacerse una primera impresión de la muchacha que le extendía la mano en un cordial saludo a Thomas. Era muy joven. Tal vez unos diecisiete años. Su rostro irradiaba alegría y sus modales eran reverentes y delicados.
—es un placer verte de nuevo, Eridriel. Aquí traje a mis amigos que nos acompañarán, les presento a Rodric, mi líder de tropas y a su novia la señorita Celes y él es Eriol, el consejero del reino.
La otra mujer que parecía ser mayor se adelantó e hizo una respetuosa reverencia. Sin embargo pareció mucho más distante. Su semblante no hizo el menor cambio, ni siquiera un intento de rictus. Rodric sintió que apenas los miraba.
—Mucho gusto, yo soy Oriele Wian y esta es mi hermana Eridriel. Sean bienvenidos a nuestra casa.
Rodric la examino más cuidadosamente aún. Sin duda era mucho más seria y formal. Sus ojos eran inescrutables.
Aunque sólo era una primera impresión. Generalmente éstas cambiaban con el tiempo. Rodric esperaba que fuese para bien.
—Mucho gusto también—dijo Celes—Thomas ya nos habló algo de ustedes.
—Mis amigos no están muy convencidos de todo esto—comunicó Thomas— ¿podrían traer el libro? Es el mejor método para que vean la validez del mapa y se decidan de una vez por todas a acompañarnos en tan aventurada compañía.
—Claro—dijo Eridriel mientras iba a una habitación en busca del texto.
—Pasemos al estudio por favor—les ofreció Oriele—allí podremos estar más tranquilos y ver el libro. Yo les aseguro que es un autentico mapa diseñado por Galou Findh, cartógrafo de Saken Dreggett. Una verdadera obra de arte.
Oriele los hizo pasar a otra sala. Era una instancia más acogedora y templada por una hoguera que crepitaba en la chimenea. Se sentaron en unos cómodos sillones mientras Oriele les servía una taza de té y unas galletas dulces.
Eridriel entró de pronto y se sentó junto a Celes mientras abría un libro que se veía muy viejo y gastado. Las hojas se veían rasgadas. Tenía una gruesa tapa en la que se leía:
Bitácora del Capitán Saken Dreggett
El último viaje
Seguir el arco iris y llegar a La Encrucijada
—Este es el libro que encontramos en una ruina en la tierra de Afro en el reino de Birm. Es aquí donde se nombra el último viaje de Dreggett y su estadía en puerto Gris, uno de los tres puertos Nórdicos, donde según la leyenda está ubicada la puerta a la Luz de Gaeria, el poder con el cual ésta tierra fue creada.
—Eridriel ¿Me permitiría verlo?—pidió Eriol
—Por supuesto.
La joven le pasó el libro y Eriol lo ojeó, observándolo por mucho tiempo. Lo contempló y escrutó una y otra vez, leyó durante una media hora y al fin dijo:
—no hay duda que es original y escrito por el mismísimo Saken. He tenido la oportunidad de estudiar muchos documentos de él y reconocería su estilo en cualquier lugar. Además esa firma es original. Dudo de que alguien pudiese realizar una falsificación de ella ¿En qué lugar se encuentra el mapa?
—En la página doscientos seis—respondió Oriele.
Eriol lo buscó rápidamente y contempló aquel plano de toda Gea. Era cierto, en frente de Anduin se encontraba un lugar muy similar a Felistord. Además desde aquella página había mapas de todos los países de la tierra, incluyendo Alcarf y Thoren.
—Pero es imposible pasar hacia la costa pues nos separan las Montañas Fantasmas—dijo Eriol—No creo que quieran pasar por allí, nos demoraríamos semanas y es morada de los más increíbles monstruos. Solo hay una entrada por las minas olvidadas, pero los Duergars no nos dejarían pasar ni aunque fuéramos Hadas Subterráneas.
Celes se sobresaltó.
— ¿Ocurre algo?—le susurró Rodric al oído.
—No es nada—fue su respuesta. Sin embargo no dejo de estar tensa. Rodric se pregunto qué le ocurría.
—En el mismo libro —continuó Eridriel—En el mapa de Deiru se especifica un pase entre ellas, el pase de Rotham, el único tránsito hacia el reino de Darekhano donde podremos seguir nuestro viaje. Y está bastante alejado de la entrada a las Minas.
Celes pareció respirar aliviada.
— ¿le temes a esas minas, cierto?—le susurró nuevamente a su prometida.
—Sí—su respuesta no parecía muy segura.
—pues no tendremos que cruzar por ellas. Despreocúpate.
La joven le dirigió una sonrisa y le tomó la mano. Estaba muy helada.
Eriol buscó aquel mapa y lo encontró. Era cierto existía un pase pequeño en las montañas por donde se podía transitar por suelo firme.
—Entonces por allí podremos pasar—dijo Rodric—todo lo que Thomas nos dijo es cierto y si está firmado por Dreggett entonces es una auténtica pieza de arte que nos servirá para hacer historia. Lástima que este libro se haya perdido en Birm, si los historiadores e investigadores descubrieran este libro se hubieran hecho avances muy importantes.
—Tal vez—dijo Eriol—pero también podría haber sucedido que quisieran invadir este país.
— ¿Entonces ya están convencidos?—les pregunto Thomas.
—Si—respondió Rodric.
—Si—dijo Eriol—iremos a Gaeria.
Gaeria. Parecía un lugar tan lejano. Rodric pensó en cuanto tiempo aun les restaba para llegar. Meses. Pero por fin conocería el mundo. Por fin tendría la oportunidad de ver lo que existía más allá de Reseón.
—Es cierto—dijo Celes—pero creo que debemos dormir para mañana amanecer preparados para un largo viaje. Hoy hemos cabalgado todo el día.
—Celes tiene razón—asintió Thomas—debemos prepararnos ya que éste no es un viaje corto y mientras más temprano salgamos, podremos atravesar las Montañas Fantasmas en un día.
—Será algo muy difícil—dijo Eridriel—De Alcarf a Deiru hay un poco más de tres días de camino, pero hasta el pase de Rotham hay por lo menos unas cuatro horas. Así que debemos decidir si dormiremos en las montañas o a las afueras de Rotham.
¿Dormir en las Montañas Fantasmas?
—nunca dormiría en las Montañas Fantasmas—dijo Rodric—es una tontería. Nadie sabe las cosas que pueden ocurrir allí.
—No puedes ser tan asustadizo—le dijo Celes—si estamos todos juntos nada pasará.
—Mirándolo bien y analizando la situación—expresó Eriol—creo que lo más razonable es dormir afuera de las montañas, los dragones no son amigables como en las leyendas.
Rodric se aferro a aquellas palabras. No podían ser tan estúpidos como para querer pernoctar en ese lugar.
—Yo no lo creo—objetó Oriele. Al parecer la primera impresión de aquella mujer iría empeorando—si dormimos en las montañas estaremos seguros ya que el camino que hay entre ellas es secreto. Pero no es posible que nos quedemos un día en Deiru, ya que los guardias de aquel país no permiten que salgan las personas hacia las montañas y encarcelan a cualquiera que esté en aquel lugar.
— ¿Por qué?—pregunto Rodric
—porque creen que quienes se aproximan a ellas son Encantadores.
— ¿Encantadores?
—Sí, hombres que pueden controlar a las bestias—explico Oriele—hace mucho tiempo en aquel país hubo una revolución ya que todos los Encantadores de una malévola Secta llamada Sectarios Augures llamaron a las bestias de las montañas y con sus artes lograron controlarlos para que destruyeran la ciudad. A pesar de que el ejército ganó fue una de las peores catástrofes de la historia y desde aquel tiempo nadie se puede acercar a las Montañas Fantasmas, pues podría tratarse de un Encantador tratando de crear una nueva revolución.
—Recuerdo haber escuchado esa historia—dijo Eriol—acaeció hace muchos años, nosotros todavía no nacíamos ¿Entonces cómo vamos a acercarnos a las montañas?
—sólo debemos ir rápido y bordeándolas, así no se darán cuenta de nuestra presencia—dijo Oriele—pero con la mejor cautela posible.
— ¿Bordeándolas?—Rodric estaba indignado ¿Cuánto tiempo tendría que estar cerca de esas fatídicas montañas?
—lo más pronto que llegamos al Pase de Rotham y nos libremos del ejercito de Deiru, será mejor.
— ¿Y luego?—pregunto Eriol— ¿Cómo llegaremos a Gaeria?
—No es muy inteligente embarcarse de inmediato —dijo Oriele—los monstruos marinos están atestando los mares con mayor cantidad en estas fecha. Lo más prudente es tomar un barco en Anduin. Desde allí el camino es recto hacia Gaeria. Así no tendremos muchos problemas.
Aquello sonaba bien para Rodric. Conocer Anduin era fantástico. Aunque aún le revolvía el estomago todo eso de las Montañas.
— ¿Pero qué haremos con los monstruos en el trayecto de Anduin hacia Gaeria?—consultó Celes.
—Lo veremos después—respondió Oriele— Ahora lo importante es llegar a Anduin. Nos esperan varias semanas de camino.
—bien entonces por favor vamos a dormir—dijo Eridriel. —se nos vienen largos días de viaje a caballo y dormir mal. Aprovechemos esta noche para dormir en una cama.
—Si—dijo Thomas—Mientras menos tiempo perdamos más pronto llegamos a Deiru y a aquel pasaje.
Las hermanas se prepararon ágilmente para ir al país de Deiru, la tierra de los jardines, como se conocía por sus grandes paisajes naturales. Luego de esto todos se fueron a dormir. En el mismo museo estaba la casa de las hermanas, era muy grande y había habitaciones para todos. Deberían ser bastante acaudaladas para tener semejante mansión.
Al siguiente día Thomas se despertó y se vistió rápidamente, luego de esto se fue a sacudir a los demás que se levantaron rápidamente. Era recién de amanecida y solo había unos pocos rayos de sol. Prepararon los caballos y los equipajes y partieron a las cinco de la madrugada.


2 comentarios:

  1. ayyyy y qué sigue???? :O
    me gustó el retrato de las hermanas, muy bien realizado ;)
    te quiero amigo!!!

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  2. Gracias Naty!! Yo te quiero mucho también :)
    Que bueno que te haya gustado la descripción de las hermanas, son bastante distintas entre sí :P
    Lo que viene es menos palabrería y más acción. Y más misterios, que me encantan :3
    Un abrazo gigante!!!

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