viernes, 2 de julio de 2010

Capítulo 5: El Plan

Libro I: La Encrucijada de la Luz
PRIMERA PARTE: TRAVESÍA
Capítulo 5: El Plan


El Plan
armak desmontó de su caballo y observó la extraña escena que acaecía frente a él. Un Disparador de la Orden Del Lucero salía de la ciudad a todo galope con mucho equipaje en las alforjas. Le costó un poco reconocerlo, pero al fin se acordó de aquel rostro: era nada más ni nada menos que Edwirdan Argoz, el hijo de Sir Willierd Argoz, el rector de OrDur’Mileth, la universidad de Anduin.
Era bastante extraño que Disparadores salieran de Anduin. Edwirdan tan solo tenía diecinueve años y se había graduado hace dos años—cosa extraordinaria pues los Disparadores se graduaban a los veinte—y se decía que ahora buscaba el grado mayor de Maestro Del Lucero, una categoría muy ambiciosa, pues se enfocaba en el combate y exterminación de energías contaminadas. Edwirdan era famosísimo en toda Tenorya, la capital de Anduin. Desde siempre fue un alumno ejemplar, con las mejores calificaciones y un talento innato que parecía venir de familia, pues Willierd Argoz era calificado como el mejor Disparador de todo Anduin. Ahora que Garmak lo veía abandonar la ciudad, galopando a toda velocidad, le parecía muy extraño y curioso. Quizás si fuesen amigos podría conocer cuál era el destino del Disparador.
A sus veintiún años, Garmak Haycore era un prestigiado Disparador de la Orden De La Victoria. Su familia era de situación acomodada y dotada de un carácter legendario en la historia de Anduin, pues los Haycore habían estado desde el inicio del reino. No era de extrañar que su padre fuese archiduque de todos los dominios de Tandrine, una inmensa meseta que abarcaba gran parte del sur de Anduin.
La salida de Edwirdan le extrañó muchísimo, pero lo pasó en alto. Ahora iba en busca de algo más importante. Su padre le había prometido un Cadrión nuevo como premio si era capaz de pasar el examen de Disparador y aunque lo había aprobado con un año de retraso, fue evaluado con mención en una de las Órdenes más prestigiadas de Anduin, la Orden de la Victoria, especializados en las ondas de la materia.
El haber perdido un año fue cosa del destino. Él tenía buenas calificaciones, pero en un entrenamiento se quebró la pierna y no le fue factible presentar siete de diez exámenes. Por ende tuvo que repetir. Sin embargo, eso le había permitido conocer a grandes personas y compartir con quienes no había podido hacerlo con anterioridad. Así fue como conoció a Prialdwist.
Llegó a la Universidad en quince minutos. Presenció nuevamente aquella majestuosa construcción nuevamente y se llenó de orgullo al recordar que el estudió allí. Nada en toda Ellegardia se comparaba a aquella construcción, tanto en su arquitectura, como en la sabiduría que allí descansaba.
OrDur’Mileth se dividía en tres secciones: La Academia en sí, La Biblioteca De Tenorya y La Escuela De Armas. En La Academia se impartían dos facultades: Sincronización, donde se obtenía el grado de Disparador; y Alquimia, donde se lograba convertirse en Alquimistas. A su vez estos se dividían en varias órdenes y menciones. Su Director era Willierd Argoz.
La Biblioteca era el centro de cultura e historia más grande de toda Ellegardia, una aglomeración de escritos envidiable, incluso para los Ilustrados de Amedrialth. Nadie más que los Anduinos tenían libros tan antiguos como los que allí se guardaban. Varios profesionales trabajaban en las traducciones y aunque lograban resultados espléndidos, jamás dejaban de afanar, pues el número de escritos era enorme y cada día llegaban más. Su director era Erjard Argoz, hermano de Willierd. Al parecer la familia Argoz era la de mayor influencia después del rey.
Por último estaba la Escuela de Armas, donde entrenaba el ejército. Allí se instruía en espada, arco y un sin número más de actividades militares. A pesar de no ser la especialidad de los Anduinos, de allí salían bravos guerreros preparados para grandes batallas. En la guerra del Norte, cuando debieron enfrentar a Sentress, habían sido los soldados de la Escuela de Armas quienes habían dado la victoria a Anduin.
Garmak quiso saludar a Prialdwist, un Disparador de su misma orden que se encargaba de la administración en la Biblioteca. Era un gran amigo, quizás el único, que siempre lo había apoyado. Hacía días que no lo veía, y deseaba poder conversar con él.
 Entró en la monumental sala repleta de libros. Pero comprobó que ya estaban cerrando. Un guardia lo invitó a salir y Garmak decidió esperar a Prialdwist afuera. Esperó hasta que salió la luna, pero el disparador no salió. Cuando ya estaba por marcharse, escuchó unas voces provenientes del callejón más cercano.
Se acercó por una curiosidad inexplicable y desde allí pudo escuchar mejor.
—…dame el libro—decía una voz.
—primero prométeme que sólo lo ocuparás una vez y que luego me lo devolverás—respondió otra.
—mañana mismo lo tendrás de vuelta.
—eso espero…no creas que no tengo recursos para hacerte cumplir tu palabra.
—lo sé. No deseo entrometerme en los planes que ustedes tengan…solo deseo hacerle una visita a los Duergars.
—bien. Entonces toma. Mañana a esta misma hora te espero aquí. Si no vienes…
—no soy tan estúpido como para enfurecerte. Mañana estaré aquí sin falta.
—ahora márchate…y cuida el libro.
Garmak vio una luz aparecer y desaparecer en el callejón. Luego, unos pasos se oyeron en dirección a él.
Cuando salió del callejón, Garmak pudo ver que era el mismísimo Prialdwist. ¿De qué se trataba aquel asunto tan extraño?
— ¿Garmak? —Prialdwist lo reconoció inmediatamente al verlo. Su semblante se horrorizó al entender que él había escuchado aquella conversación.
—…hola… —no sabía qué decir. Aún no entendía nada de aquella situación.
— ¿Qué haces aquí?... ¿me estabas espiando?
—no… ¿Cómo puedes pensar eso?...sólo pasaba por aquí y escuché por casualidad.
—no puedes decir nada de esto… ¿entiendes?
—pero si tan solo prestaste un libro… ¿Qué hay de malo en eso?...es por lo que te pagan.
Prialdwist pareció aliviado. Seguro que creía que Garmak no había escuchado todo.
—sí, supongo que tienes razón.
Se fueron conversando hasta llegar a sus casas. Garmak descansó y reflexionó sobre lo que había escuchado. ¿Qué libro prestó Prialdwist que permitía visitar a los Duergars?
Una mala corazonada lo advirtió de que tuviera cuidado. Pero se tranquilizo al pensar que desde mañana comenzaba su trabajo con Sir Willierd Argoz. El se encargaría de formarlo en sus últimos años de aprendizaje.
Si Prialdwist tenía secretos no era problema de él. Además todos los tenían.

            Raziel sonrió para sí y una alegría magnánima lo recorrió. Por fin tenía el libro en su poder, por fin Gala era suyo. La única entrada conocida para las míticas Minas de las Montañas Fantasmas, actual morada de los Duergars.
Convencer a Prialdwist Fruedhör—un Caballero Fehaciente de categoría máxima—había sido más simple de lo que podría haber llegado a imaginar. El Disparador infiltrado había creído cada una de las patrañas que le había dicho. Visitar a los Duergars como cortesía parecía una excusa demasiado tonta como para creer, y sin embargo él le había prestado el libro sin problemas.
Pero no todo fue tan fácil. Ganarse la amistad del Caballero Fehaciente fue un reto difícil. La desconfianza era una de las cualidades más notables de este grupo y Prialdwist lo demostraba en demasía. Caballero Fehaciente no le tuvo respeto alguno, sólo lo trató de igual a igual. Raziel no podía darse el lujo de enfrentarlo, así que trabajó con tiempo, hasta que pudo convencer a Fruedhör de que le diera a Gala, aunque con la condición de devolverlo al cabo de un día. No obstante era un plazo corto, podía ejecutar su plan en ese tiempo. Faltar a su palabra con el Caballero Fehaciente sería la muerte misma. Y esta guerra no los involucraba. Era de los Eryadri y los Endragorn.
Aunque ellos no lo sabían.
Tomó el libro y lo acercó a la pared. Una luz enmarcó una puerta de la nada y con un sonido sordo se abrió. Por fin podía acceder a las Minas, ahora todo el plan comenzaba. Su presa—una mujer de cabellera negra y ojos oscuros—ya comenzaba su descenso hacia la entrada de las Minas. Su técnica de invisibilidad nocturna lo protegía del posible contraataque de su oponente. Preparó la mayor cantidad de energía posible y asió con fuerzas el arco con la flecha, cuya punta estaba empapada con la solución del olvido. Cuando fuese atravesada por ella, la mujer olvidaría todo. Y gracias a su habilidad coercitiva podría hacerle creer cualquier cosa.
Un paso más de la mujer y debía actuar.
Cada segundo fue una eternidad.
Cuando todo estuvo dispuesto. La energía fluyo en él como sangre por las venas y la flecha se escapó de sus dedos produciendo un imperceptible silbido hasta llegar a la pierna de la mujer.
¡Había resultado! A pesar de que le costaría varias horas terminar su trabajo, ahora la mujer estaba bajo su completo control. No tenía nada que temer, su misión estaba acabada. Su Amo estaría feliz de saber su gran logro.
A su mente vino la imagen de aquellos ciegos que viajaban a Gaeria. ¡Eran tan estúpidos! Pero faltaba poco. Si por alguna razón llegaban más allá de Darekhano, Princelawn los esperaba. En Gaeria estaba todo listo para el gran golpe, todo fue tan bien planeado que no podía resultar mal.
Raziel ocupó su última energía en sonreír. Luego cayó en un sueño profundo, no sin antes recordar que debía darle órdenes muy especificas a la mujer y que tenía que devolver el libro.
O la furia de un Caballero Fehaciente lo esperaba.







7 comentarios:

  1. Interesante capitulo. Luego de leerlo tengo dos apreciaciones principales. La primera es que encontré un par de redundancias y problemas menores en tu redacción. Lo digo con el fin de que revises el texto y puedas pulirlo.
    Lo otro tiene relación con el contenido. No pude evitar recordar otras sagas como Harry Potter o la más reciente, El nombre del viento, de Patrick Rothfuss. No diría que es un recurso repetido (me refiero a las universidades o centros del conocimiento donde se desarrolla parte de la historia), pero debes tratarlo con cuidado para que en el futuro alguien no diga, esto ya lo he leído. A mi me ha pasado lo mismo, y gracias a la ayuda de Emilio (El huevo mundano) he tomado más conciencia de aquello.
    Otra cosa! Yo que tu evitaría usar palabras como "profesionales" ya que ese es un concepto demasiado moderno para el mundo que describes.
    Espero haber sido un aporte :D
    Saludos!

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  2. Kensan, primero que todo, muchas gracias por darte el tiempo de leerme y también por tus críticas, siempre hace bien tener concejos para ir mejorando.
    No me quiero excusar, pero es entendible algunos problemas de redacción, considerando que cuando escribí esto tenía 14 o 15 años y en ese entoces no tenía ninguna nocíon sobre escribir correctamente. No he querido corregirlo, porque para mí representa una parte de mi infancia-adolescencia muy importante, y al ir recreando esta historia, me encuentro de nuevo con ella. Es un proceso catárquico que decidí llevar a cabo.
    Si quieres leer algo más nuevo, tengo otro blog donde subo algunos cuentos y poemas que escribo http://santiago-dreams.blogspot.com/ si puedes dale una miradita.
    Con respecto a las dos sagas que me nombras, no he leído ninguna, pero no te preocupes que las acciones no tienen lugar en OrDur'Mileth, si no más bien era una descripción de aquel lugar.
    Nuevamente gracias por tus comentarios, espero que estés bien.
    Saludos!!

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  3. Santiago, luego de leer tu respuesta me surge una duda: ¿cuales son tus pretensiones con "La Cruzada en el Tiempo"? ¿Tienes intenciones de que sea publicada algún día, o solo te mueve el afan de compartirla con otros blogueros?

    Saludos!

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  4. La verdad es que no lo tengo claro.
    No creo que sea una historia con calidad suficiente para ser publicada, pero para mí tiene un valor muy especial por ser la primera, además de representar un período importante de mi adolescencia.
    Quién sabe lo que vendrá más adelante, pero por ahora sólo quiero compartirla.

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  5. No entendí nada!! ahora sí que quedé colgada con la historia :P

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  6. Porque aparecieron nuevos personajes!!! :P
    xD

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