lunes, 26 de julio de 2010

Capítulo 8: La Luna Roja


La Luna Roja
R
hequis era un país tenebroso. A pesar de ser muy temprano los árboles del bosque no dejaban pasar mucha luz y el ambiente estaba húmedo a causa de la espesa niebla que se había levantado. Y ese panorama al lado de las Montañas Fantasmas deba una espeluznante escena que cortaba el ánimo necesario para comenzar el día lleno de energía y vitalidad.  En el mapa decía que ese bosque se extendía por todo el borde de Rhequis, así que los acompañaría por mucho tiempo más.
Ya todos estaban despiertos, comieron un confortante desayuno y se alistaron para salir. Ensillaron los caballos y montaron al sereno trote de los corceles.
Eridriel aun pensaba en la batalla del día anterior. La brutalidad de esos soldados era increíble. Ella, que había sido entrenada por uno de los mejores guerreros de Gea, había tenido serias dificultades para vencerlos. En Rhequis también estaban los Caballeros, esperaba no toparse con ninguno. No tenía intenciones de luchar, nunca le había agradado. Este viaje estaba siendo muy agotador. Solo quería llegar a Gaeria y poder descansar. Necesitaba estar tranquila. Toda una vida agobiada y ahora este escape desesperado. Ojala pudiera olvidar todo el pasado.
—Parece ser que no hay centinelas por aquí —dijo Eridriel—. Con el Comandante y el Jefe de Tropas heridos no somos los guerreros más afortunados, no me gustaría que llegara un Caballero a molestarnos pues ya no tengo energía para continuar luchando. Los Princelinos son los más rudos combatientes que he tenido que enfrentar.
— ¡Qué aventura!—exclamó Thomas—tan solo llevamos dos semanas de nuestra travesía y ya hemos sido atacados por dragones y generales locos ¿Qué nos esperara? Estoy ansioso a ver como cada día se cumple la profecía del poema. ¿Cuánto más lucharemos?
Hijo del sol Thomas
Ve a tu destino más allá del mar
Descubre tu destino
Y comienza tu historia.
Mil dragones vencerás
Y mil guerreros enfrentarás
Más en el ocaso del atardecer
La luz por fin veras
Eridriel escuchó el poema recitado de los labios de Thomas y le aterró todo lo que allí se vaticinaba. Qué poema tan extraño, parecía una profecía. Ahora recordaba que cuando invitó a Thomas a acompañarlas a Gaeria, él había nombrado algo sobre un poema.
Había pasado mucho tiempo ya. Desde que había conocido a Thomas. Aún los recuerdos seguían siendo confusos. Nunca había recordado muy bien como había sucedido todo, desde que encontrara el libro. Era como si los recuerdos estuviesen bajo la capa de otras memorias. Recordaba, por ejemplo, todo lo que su padre había hecho y parecía imposible sacar esos horribles recuerdos de su mente. Sin embargo todo lo referente al Libro y a Thomas no parecía muy claro. Solo recordaba tenerlo y una vaga imagen mental de cuando lo encontraron. Aun así, encontrarlo había sido un milagro en sus vidas. Gaeria era el lugar perfecto donde podrían escapar.
—Ojala que nada de lo que allí diga sea cierto—le dijo a Thomas—si salimos intactos de Rhequis y entramos a Kouin, estaremos a salvo. Si la aquellos reinos no están en manos de Princelawn podremos recorrer bellos dominios sin problemas y sin ataques sorpresas. Gaeria nos esperara sin…mil guerreros.
Comieron en dos ocasiones para descasar y todo el resto del día se dedicaron a atravesar Rhequis por ese extenso y frondoso bosque. Así pasaron cinco días sin ninguna novedad de peligros o amenazas. Solo esa oscura niebla y el interminable bosque que se extendía por millas y millas de espesura.
Eridriel no quería perder la alegría, pero aquel paisaje la estaba deprimiendo. ¿Cuánto faltaría para salir de allí?
De pronto observó a Oriele. Su hermana parecía meditar mucho más que antes. Estaba totalmente absorta. No había pronunciado palabra desde la batalla anterior, aunque ella era siempre así. Sin embargo aquel día su actitud era mucho más extraña.
Comprendía a Oriele completamente. El dolor y sufrimiento que había tenido que soportar era demasiado. Para ella no había nada por lo que vivir que valiera la pena para estar feliz. Aun así, los sentimientos de Oriele eran nobles al querer protegerla. Siempre la había cuidado y dado todo el cariño posible. A su manera, pero lo había hecho.
Por eso era más extraño aún, que de la nada Oriele se pusiera así. Había algo más.
Súbitamente unas palabras de Celes se colaron en su mente:
— ¡Rodric, es 14 de Septiembre! Mi hermana está de cumpleaños hoy…
Ahora lo entendía. Lo había olvidado por completo. 14 de septiembre. La fecha de muerte de su madre.
Raziel contó nuevamente. Dos estaban en el grupo de los tontos. Otra estaba totalmente bajo su control y otro era tarea de Roktug. Eso daba un total de cuatro. Aun faltaban cinco. Sabía perfectamente que dos de los restantes nunca aparecerían porque no existían. Si alguna vez el estúpido Athelus saliera de su cómodo asiento sería el fin, pero mientras eso ocurriera nadie tenía la potestad de nombrar a nuevos Endragorn. Entonces quedaban tres. La hija del Athelus era un trabajo más elaborado y tardaría meses en decidirse a salir de su segura Ipsirion. Así aun le faltaban dos. Y eso le estaba quitando el sueño. Los dos restantes era la piedra en el zapato.
¿Dónde estarían? Eso era un completo misterio. El paradero de los Endragorn que faltaba era la misión que más le costaba. Si quedaban esos dos vivos la tarea nunca estaría completa. Seguir las líneas sucesorias era una labor muy difícil dados los casi trescientos años que habían pasado desde la muerte de los últimos Endragorn. Aun así había llegado a algunas conclusiones de donde podrían encontrarse. El norte de Ipsirion y la Isla de Dragan era el área de uno, mientras que para el otro las sucesiones se bifurcaban mucho más: Andrin, Asbleich o Guromh.
Pero aunque tuviese esos puntos, encontrar al Endragorn allí era prácticamente imposible. Llegar a encontrar a quienes ya tenía identificados había sido una tarea que le había llevado casi cincuenta años. Pero debía hacerlo, no podía dejar a ninguno vivo. Cuando todos murieran, el Legado también dejaría de existir y entonces ni siquiera Athelus en Ipsirion podría nombrar a nuevos Endragorn.
Su Amo confiaba en el. En él y en su hermano, pues solo a ellos dos les había confiado las más secretas misiones. No las que le pedían los otros Eryadri, si no que las que se referían al poder de verdad. Lo que se encontraba más allá de los Pilares.
De pronto Raziel escuchó unos pasos. Prialdwist se acercaba. Tenía muchas ganas de matarlo, pero no se atrevía. A un Caballero Fehaciente no se le podía retar. Menos a un espía.
—Dame el libro—fue la orden que le dio el Caballero.
—hola, Prialdwist. A mí también me da gusto verte, aquí esta Gala. Muchas gracias.
Prialdwist tomó el libro y lo escondió en un bolso.
—espero que me hayas dicho la verdad, Raziel. Recuerda a la Orden que pertenezco…los Caballeros Fehacientes mantienen su identidad en completa confidencialidad, si llego a saber que rebelaste mi identidad…te arrepentirás.
—No buscamos una guerra con ustedes.
—Eso espero… ¿Qué tal los Duergars?
—No vi a ninguno —mintió— pero recorrí las bellas galerías que componen las minas. Te agradezco que me hayas prestado el libro.
—Sabes bien que no es ningún favor. Fue a cambio de tu silencio.
—Y es un trato.
—Ahora márchate…y no vuelvas. No necesito problemas ahora… Piensa bien antes de levantar una guerra nuevamente…los Caballeros no volveremos a ser tan piadosos como la última vez…
—La última vez quedó todo claro. Además yo solo cumplo órdenes. Me marcho. Adiós.
Un zumbido y en estallido azul sacaron al Sabio de allí. Tenía que ir rápidamente a Rhequis a seguir intentado matar a los tontos. Esta vez no tenía mucho tiempo así que dejaría el trabajo en otras manos.
Las últimas palabras de Raziel quedaron hondando en la mente de Prialdwist. Si el solo cumplía órdenes… ¿para qué quería el libro?...No, no lo quería para visitar a los Duergars. Algo planeaba.
Por siglos los Caballeros Fehacientes arbitraron las guerras entre las facciones más poderosas de Gea…al parecer nuevamente tendrían que ponerse en acción.
En la próxima Asamblea Prialdwist tendría que exponer sus conclusiones. Si una nueva guerra estallaba en Gea, los Caballeros debían estar allí.
Acontecía ya el día sexto de su estadía en Rhequis y todo marchaba bien, nada de problemas. Eriol estaba disfrutando el viaje. Le encantaban los climas helados y aquel bosque daba una brisa refrescante que hacía muy agradable el viaje.
Lo mejor de todo, eran los seis días sin ningún caballero de Princelawn. La batalla anterior lo había aterrado. Jamás antes había luchado, aquella era la primera vez que empuñaba una espada. Y a pesar de que habían salido vencedores estuvo muy cerca de la muerte. Esperaba que pronto llegaran a Anduin. Para poder respirar más tranquilo.
De pronto se percató de algo extraño.
—Qué raro color de la luna.
Thomas y los demás alzaron la vista al cielo, y se asombraron al ver una luna de color Rojo intenso similar al fuego, nunca habían visto algo así en sus vidas.
—No creo...—balbuceo Oriele—podría ser…
— ¿Qué pasa?—pregunto Rodric— ¿sabes que puede ser eso?
—No es posible—dijo Oriele.
— ¿Sucede algo malo?—Insistió también Eriol. El rostro de la mujer no expresaba ninguna emoción — ¿Qué significa la luna de color rojo? ¿Estamos en peligro? Habla por favor Oriele.
—existe una leyenda muy antigua de los tiempos de los Sabios que cuenta de que en este país cuando la luna se vuelve roja los lobos de Selfias atacan.
— ¿Lobos de Selfias?—preguntó Edwirdan, extrañado—. Nunca escuche algo parecido ¿Son criaturas salvajes, fantasmas, algún ser de Enophrian?
—Son lobos gigantes—le dijo Oriele—un tipo de Enophrian tan terrible que devoraría un hombre en segundos. Nada los detiene, atacan con brutalidad y son asesinos por naturaleza. Si uno de ellos llega a atacarnos…no saldríamos con vida. Sólo viven en este bosque, debido a la densidad de la humedad…a pesar de que la leyenda dice que es una maldición que sufre Rhequis.
Eriol intentó pensar ¿Lobos de Selfias? Por algún motivo el nombre le sonaba vagamente familiar. Tal vez lo había leído en un libro de leyendas cuando era pequeño.
—No debemos olvidar que sólo es una invención…—comenzó a decir Eriol—… y que el color de la luna puede deberse a factores climáticos del aire o la presión atmosférica o incluso algún tipo de poder maléfico…
Un gran y aterrador aullido lo interrumpió.
—No puede ser—dijo asustado Rodric—es sólo una leyenda… todas las leyendas son ciertas… ¿en qué mundo vivimos que estamos tan alejados de la realidad?
— ¡Mejor apuremos a nuestros caballos!—gritó Thomas—nos queda tan poco, que podemos correr para salir de este macabro bosque que esta hechizado.
Tan solo eran unos kilómetros que restaban de camino para salir del bosque, pero para ellos fueron cientos. Cuando les restaban pocos pasos para escapar, se escucharon aullidos mucho más cerca y su corazón latió estrepitosamente de tan solo sentir el pavor de saber que esas bestias estaban cerca.
Entonces aparecieron.
Cuatro lobos de un color plateado intenso y de un tamaño enorme. Tenían unos fieros colmillos y temerosas garras. Se posaron frente a ellos, eran mucho más grandes que un humano normal y parecían hambrientos.
Asustados trataron de escapar pero un lobo se abalanzó sobre Rodric, que aun estaba en recuperación por las quemaduras y no pudo reaccionar rápidamente. La bestia lo mordió, pero él con habilidad blandió su Espada Negra, la asió con todas sus fuerzas y le dio una estocada feroz. La cabeza del lobo fue a parar a varios metros del lugar y el guerrero lanzó un grito de dolor pues el animal le había abierto las heridas.
Mientras tanto los demás se alistaban a atacar.
No había vuelta atrás, debían salvar su vida. Oriele no lo dudó más y de una flecha hirió al lobo en una pata. Pero no pudo matarlo y este enfurecido se lanzó encima de ella y trató de morderla, entonces Eridriel le dio un fuerte golpe con su hacha desnucándolo al instante.
Faltaban aun dos, Eriol tomó la espada de Rodric que yacía herido en el piso bajo su caballo, y atravesó a otro que quería morderlo, hasta el fondo. Edwirdan trataba de dispararles pero eran tan rápidos que no lograba acertarle a ninguno y los árboles caían por los misiles de energía que los golpeaban.
Entonces Thomas, aunque estaba herido tomó su espada y se lanzo al último, hiriéndolo en una pata. Cojeando la bestia lo mordió en la pierna derecha, un gran río de sangre se formó a su alrededor y un grito de dolor salió de su boca. Para rescatarlo Oriele le lanzo una gran cuchilla filosa, que se ensartó en el corazón de la bestia, provocando la muerte al instante.
Entonces cuando se creían victoriosos aparecieron cinco más. Eran terriblemente fuertes y más grandes que los anteriores. Edwirdan reunió sus poderes en su bastón, un resplandor blanco brillante apareció y de un rayo logró destruir a uno desintegrándolo en miles de fragmentos.
Eridriel tomo su hacha y la lanzó de tal modo que logro vencer a dos cortándoles las extremidades a uno y a otro la cabeza, de los tres que quedaban Rodric venció a uno con sus últimas fuerzas y de un flechazo a la cabeza derribó al animal y con una combinación de una flecha de Oriele y un ataque del Disparador vencieron al cuarto.
El lugar era un cementerio de Lobos lleno de hediondos cadáveres gigantes.
El último lobo se abalanzó sobre las hermanas y les causó grandes rasguños a ambas en los brazos y en el torso. Entonces Edwirdan tratando de vencerlo voto un árbol que causo una gran nube de polvo.
El lobo, despistado por el alboroto, buscó una presa. Por desgracia vio a Celes que estaba aún de pie horrorizada por la carnicería y se precipitó hacia allí. El fin había llegado para ella, por lo menos eso pensó Eriol hasta que de pronto algo sucedió.
De la nada apareció un resplandor rosa magenta tan brillante como la aurora de la mañana. La fiera se lanzó hacia ella, pero la energía se posesionó del cuerpo del lobo. Un estallido de miles de fragmentos magenta ocupó el lugar de la bestia. El lobo se desintegro en un abrir y cerras de ojos. La luz había desaparecido.
Eriol recobró la respiración. Habían vencido. ¿Pero que había sido aquella luz?



6 comentarios:

  1. Me encanta tu blog. He comenzado a leer la historia y, aunque creo que tu escrito es demasiado fantástico para mi gusto, me ha gustado. Seguiré leyéndote en mis ratos libres.

    Saludos,
    Sara.

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  2. Muchas gracias Sara!!!
    Espero que te siga gustando la historia
    Saludos!!

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  3. Wow, para variar quedé metida!!!
    qué pasará???
    me gustaron los lobos... jaja es decir, no es que me gustaran, porque eran malos!! pero me gustó su caracterización :D

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  4. cual es el segundo libro de La Encrucijada de la Luz??? =D

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  5. leonardokvd, te explico. La saga en general se llama La Cruzada en el Tiempo y está compuesta por 3 volúmenes hasta el momento:
    -La Encrucijada de la Luz
    -El Semblante del Guerrero Vengador
    -El Solar de las Almas

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  6. =D =D =D
    ok gracias por la aclaracion

    vaya que bien me estaba poniendo un poco triste porque pensé que era un solo libro y la historia esta muy interesante !!!

    por favor subelos lo mas rápido que puedas que me quede con la intriga =)jejejeje

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