Memorial

Cuando tenía 12 años comencé un viaje interior. Conocí las palabras, el lenguaje, el lápiz y el papel. Mi mente trabajaba, quizás influenciada por las decenas de libros leídos hasta esa época. Una idea había surgido, un pequeño escrito (el primero) había salido de mis manos.

Seis años mas tarde, aquella nimia creación había alcanzado las quinientas páginas. Una historia de fantasía, infantil tal vez, precaria en lenguaje, soez en estilo. Podría llamarse barata, baja, sin ningún valor literario. Pero era mía, había vivido toda una historia conmigo. La sentía como algo vivo, tan propio, tan íntimo. Mis estados de ánimo, mis experiencias, vivencias, memorias, todo estaba allí. Cómo podía desecharlo, hacer como si nunca hubiese sido escrito me parece querer borrar una parte de mi vida. No puedo deshacerme de él, no quiero eliminar aquello que me significa mi pasado.

Quizás hoy mis temas  hayan cambiado. Tal vez no encuentre en la fantasía lo que antes veía, pero pienso que el género no es lo importante. A lo largo de estos años he encontrado conocimientos y experiencias que pueden mezclarse a lo escrito, puedo llevar mi pasado a este presente, decir algo sin importar la forma.

Por eso hoy me decido a publicar una historia. Aquella que casi nueve años atrás vio luz en un pequeño cuaderno que fue arrasado por las llamas. Significa mi historia, mi mente plasmada en palabras. Hoy hago una catarsis propia, una purgación de fantasmas que acarreo desde hace tiempo. Borrar lo malo de mis prejuicios y exponer mi escritura tal cual es.

Desde hoy comienza la Cruzada del Tiempo.